Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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martes, 30 de noviembre de 2010

En Navidad, tratemos de ser santos y puros, como la Virgen


Ya se acerca la Navidad, y por eso nos preguntamos: ¿cómo podemos esperar la Navidad? Veamos a la Virgen, y así como es Ella, así tratemos de ser nosotros. La Virgen es nuestra Madre, y por eso, como hijos suyos, tenemos que parecernos a nuestra Madre.

¿Cómo era la Virgen cuando nació Jesús? La Virgen era “Inmaculada”, y esto quiere decir “sin mancha”. Es decir, la Virgen no tenía ninguna mancha en su alma, porque no tenía pecado, y como la Virgen no tenía ningún pecado, su alma no tenía ninguna mancha, y eso es lo que quiere decir "Inmaculada": sin mancha de pecado.

Pero también era la “Llena de gracia”, porque el Espíritu Santo, que es esa palomita blanca que aparece en la Biblia, vivía en su Corazón, y como el Espíritu Santo es el Amor y la santidad de Dios, la Virgen estaba Llena del Amor y de la santidad de Dios. Esto quiere decir que la Virgen nunca, pero nunca, pensó ni deseó nunca nada malo, ni siquiera la mentirita más pequeña. La Virgen nunca, pero nunca, ni pensó, ni deseó, ni hizo nada malo, por más pequeño que sea, porque no tenía pecado, y porque el Espíritu Santo vivía siempre en su Corazón, y nunca se fue de su Corazón, porque el Espíritu Santo se sentía muy a gusto ahí. ¿Vieron cuando las palomas hacen su nidito y se quedan ahí, porque están abrigaditas y contentas? Bueno, así era la Paloma del Espíritu Santo en el Corazón de la Virgen: como una palomita blanca, en su nidito, tranquila y feliz, y por eso nunca se iba del Corazón de la Virgen.

La Virgen entonces era “Inmaculada”, que quiere decir “sin mancha de pecado”, y era la “Llena de gracia”, porque el Espíritu Santo, la Palomita blanca del Amor de Dios, estaba siempre en su corazón. Y por estas dos cosas, nunca, pero nunca, ni pensó, ni quiso, ni hizo nada malo, y no sólo eso, sino que siempre pensó en Dios, amó a Dios, y todo lo que hizo, lo hizo por Dios.

Y porque la Virgen era así, tan hermosa, porque era tan pura y buena, Dios mismo se enamoró de la Virgen, y la eligió para que sea la Mamá de su Hijo, y le pidió a Dios Espíritu Santo que lo llevara a Jesús al vientre de María, para que naciera en Belén, la Noche de Navidad. Dios vio que la Virgen era tan hermosa, tan bonita, y se quedó tan contento con Ella, que quiso que su Hijo Dios, que es Jesús, fuera recibido por Ella cuando naciera en Belén.

Dios Hijo nació de la Virgen porque la Virgen era Pura y Santa, porque era la Llena de gracia, la Llena del Espíritu Santo.

Así, como era la Virgen cuando nació Jesús –y lo sigue siendo para siempre-, así tenemos que tratar de ser nosotros: puros de cuerpo y alma, y santos, con la gracia de Dios en el alma, para que también nazca en nosotros el Hijo de Dios, la Nochebuena.

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