¿Cómo es el sistema solar? Todos lo sabemos: el sol se encuentra en el
centro, y los planetas giran alrededor, recibiendo de su calor, de su luz y de
su vida. Los planetas que están más cerca –Mercurio, Venus, Tierra-, reciben
más luz y calor, mientras que los planetas más lejanos –Neptuno, Plutón-, son
cada vez más fríos, a medida que se van alejando, porque los rayos del sol no
los alcanzan.
Para darnos una idea, en Neptuno, la temperatura es de ¡-218 °C !
Pensemos que aquí, en Tucumán, acostumbrados al calor, nos morimos de frío
cuando la temperatura es de 5 o 6
°C …
En los planetas más cercanos, como Mercurio y Venus, la temperatura es
de 400 °C promedio, y en Marte, es de 270 °C . ¿Se imaginan pasar
un veranito en esos planetas? ¡No alcanzarían todos los helados ni las gaseosas
más frescas del mundo para calmar el calor!
Con respecto a nuestro planeta, como Dios Creador hace todas las cosas
bien, está ubicado a la distancia justa: ni hace tanto frío, como en Neptuno,
ni hace tanto calor, como en Mercurio y Marte. Tiene la temperatura justa para
que se desarrolle la vida humana, la vida animal, la vida vegetal, y aunque en
algunos lugares hace mucho calor, como en Tucumán, que llega a los 40-45 °C , y en otros lugares hace mucho frío, como en la Antártida Argentina
–llega a hacer -60 °C-, el sol da el calor justo para que pueda haber vida.
Por todo lo que aporta, el sol es muy necesario para la vida en la
tierra, ya que por su luz, las plantas nos dan oxígeno, y todo se mantiene en
equilibrio en la naturaleza. El sol, que está en el centro de nuestro sistema
planetario, es muy importante para nuestra vida como seres humanos que vivimos
en la tierra. Si no hubiera sol, la vida, no solo la humana, sino toda clase de
vida, desaparecería en muy poco tiempo. Todo quedaría envuelto en las más
negras tinieblas, y nadie podría escapar de una muerte segura.
Imaginemos, por un instante, que toda la tierra quedara cubierta con una
nube negra y densa, que no dejara pasar ni un solo rayo de sol. ¿Qué pasaría?
Bajaría muchísimo la temperatura, y todos los seres vivos comenzarían a morir;
además, todo estaría muy oscuro, mucho más que si fuera de noche, porque tampoco
la luna daría su luz. Frío, tinieblas, muerte, es lo que le sucede a la tierra
sin el sol. Esto nos hace ver la importancia del sol para nuestra vida en la
tierra.
Pero hay otro sol, mucho más importante, mucho más brillante, mucho más
luminoso que el sol que vemos en el cielo. Ese otro sol, más brillante, más
hermoso, más grande, es la
Eucaristía. La Eucaristía es el Sol divino que alumbra
nuestras almas y nuestras vidas; es el Sol de Dios alrededor del cual deben
girar todos nuestros pensamientos, todos nuestros deseos, toda nuestra vida,
así como los planetas de nuestro sistema solar giran alrededor del sol.
Pero muy bien podríamos preguntarnos: ¿cómo es posible que la Eucaristía sea como el
sol, si no la veo brillar? ¿Cómo es posible que la Eucaristía sea como un
sol, si no siento su calor?
Jesús en la
Eucaristía es la luz de Dios, es el Sol divino que alumbra
nuestras almas. Jesús en la
Eucaristía es ese Sol divino alrededor del cual debemos girar
nosotros, así como los planetas giran alrededor del sol. Y así como los
planetas reciben del sol la luz, la vida y el calor, así nosotros recibimos de
Jesús Eucaristía, Sol divino, la luz, la vida y el calor del Amor de Dios,
Jesucristo.
Y a nosotros nos pasa como a los planetas: cuando más nos acercamos a la Eucaristía , más
sentimos el calor del amor de Jesús, y más luz recibimos, para la mente y el
corazón; y también sucede al revés: cuando más nos alejamos de Jesús, más frío
está nuestro corazón.
Acerquémonos cada vez más a ese Sol divino, que es Jesús Eucaristía,
para adorarlo y amarlo, desde el tiempo, para la eternidad.
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