Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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viernes, 23 de noviembre de 2012

Novena al Divino Niño




Divino Niño Jesús: Tú dijiste la venerable Margarita del Santísimo Sacramento en el año 1636: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y tu oración será escuchada”. Confiados en tus palabras, te rezamos esta novena en tu honor, pidiéndote una intención distinta cada día.

Día uno: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.
            “Querido Niño Jesús, te pedimos la gracia de tener siempre, en la mente y en el corazón, el mandamiento más importante de todos, el que nos abre las puertas del cielo: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Haz que demostremos nuestro amor a Dios asistiendo a Misa los Domingos, y a nuestro prójimo, brindando nuestro auxilio a los más necesitados, y a todos respeto, tolerancia, paz y amor. Amén”.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.


            Día dos: Honrar padre y madre.
“Querido Niño Jesús, Tú que siendo Niño honraste a tu padre adoptivo, San José, y a tu Madre, la Virgen María, obedeciéndoles en todo, tratándolos siempre con infinito amor y respeto; haz que nosotros, a imitación tuya, sepamos también amar y honrar a nuestros padres y mayores, obedeciéndolos en todo y siendo respetuosos, amables y agradecidos con ellos, y nunca permitas que cometas el pecado de la desobediencia y de la falta de respeto. Divino Niño, haz que nos santifiquemos en el amor a nuestros padres. Amén”.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

            Día tres: Morir antes que pecar.
“Querido Divino Niño, Tú que siendo Dios, te hiciste Niño en el seno de tu Mamá, la Virgen, sin dejar de ser Dios; Tú, que como Niño Dios eres el Lirio purísimo de los cielos, que con su fragancia de exquisito perfume deleita a los ángeles y santos en el cielo, haz que imitemos tu Santa Pureza, y no permitas que nada impuro contamine nuestras mentes y nuestros corazones. Haz que tu Mamá, la Virgen Inmaculada, Ella también Purísima y Sin mancha, nos preserve de la contaminación del mundo, que exalta la impureza como norma de vida, y nos conceda la gracia de vivir siempre, aún cuando ya seamos grandes, con tu pureza, la pureza del Divino Niño. Amén”.  
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

            Día cuatro: Combatir la pereza.
            “Querido Divino Niño, Tú que desde muy pequeño aprendiste el oficio de carpintero ayudando a San José en su taller; Tú que colaborabas con tu Mamá, la Virgen, en las tareas domésticas de todos los días, aleja de nosotros el pecado de la pereza, tanto de la corporal, que nos lleva a evitar todo tipo de esfuerzo físico y a no cumplir con nuestro deber de estado, como la pereza espiritual o acedia, que nos lleva a sentir hastío por la oración y a descuidar el deber de amor que tenemos para contigo, deber que se salda con la oración. Haz que seamos sacrificados y nos esforcemos por cumplir nuestro deber, para así santificarnos en las tareas de todos los días. Amén”.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

            Día cinco: Reconocer el espíritu del mundo.
            “Querido Divino Niño, Tú que viniste del cielo, del seno de tu Padre, en donde todo es santidad y bondad, y quieres que nosotros vayamos ahí algún día, haz que sepamos reconocer, en las cosas que nos rodean, el espíritu del mundo, que son todas las cosas malas que nos apartan de Ti. Danos el Don de Sabiduría, para saber qué es lo que te agrada, y qué es lo que te disgusta, para que así obremos lo que te agrada y evitemos lo que te ofende. Amén”.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

            Día seis: Desear los bienes del cielo.
            “Querido Niño Jesús, Tú que en el Evangelio dijiste: “Atesorad tesoros en el cielo”, quita de nosotros toda codicia por los bienes terrenos, para que deseemos sólo los bienes del cielo, el primero de todos, tu Amor eterno. Haz que te amemos siempre, por encima de todo bien de la tierra, y que sepamos darnos cuenta que las cosas materiales no son para acumularlas egoístamente, sino para compartirlas generosamente con nuestros hermanos, por amor a Ti. Ayúdanos a no caer en el pecado de la codicia, y danos la gracia de tener siempre la mirada puesta en tu Sagrado Corazón, el bien más preciado que jamás alguien pueda conseguir. Amén”.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

            Día siete: El amor a la Virgen.
            “Querido Niño Jesús, Tú que en la Cruz nos diste a tu Mamá, la Virgen, como verdadera Madre nuestra del Cielo, aumenta cada día nuestro amor hacia Ella, para que todo lo que pensemos, deseemos y hagamos, se lo ofrezcamos a su Corazón Inmaculado. Queremos amar a la Virgen, que es nuestra Madre, con un amor infinito y puro, y para eso Te pedimos que nos des el mismo Amor que tienes Tú en tu Sagrado Corazón, ese Amor purísimo con el que Tú la amas desde siempre. Danos Tu Amor, para amar a nuestra Madre del Cielo, la Virgen, con el mismo Amor tuyo. Amén”.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

            Día ocho: El amor a la Cruz.
            “Querido Divino Niño, Tú que amaste la Cruz desde el momento de Tu Encarnación, y la llevaste todos los días desde tu niñez, hasta subir al Calvario, danos un gran amor a la Cruz, el único camino que lleva al Cielo. El camino de la Cruz es un camino estrecho, en subida, difícil de recorrer, porque hay que renunciar a uno mismo, pero es el único camino que conduce al Cielo. No permitas que nos desviemos del camino, y que en vez de subir al Calvario, bajemos al mundo, por el ancho y espacioso camino que conduce al infierno. Danos un gran amor a la Cruz, para nunca quejarnos de ella, y para abrazarla cada día con amor, para seguirte en el camino del Calvario, y desde allí, al cielo. Amén”.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
           
Día nueve: Amar a Jesús en la Eucaristía.
“Querido Niño Jesús. Aleja de nosotros el amor del mundo, que nos lleva a apartarnos de Ti; aleja de nosotros el pecado de malicia, el preferir un partido de fútbol, un programa de televisión, un paseo, a Tu Amor, donado para nosotros sin reservas en la Eucaristía, y haz que el Domingo, día de precepto, sea para nosotros el día más importante y feliz de la semana, porque Tú vienes a nuestro encuentro en la Santa Misa, bajando desde el cielo hasta el altar eucarístico, para quedarte luego en nuestros corazones por la comunión eucarística. Divino Niño, danos siempre tu luz, para que no reemplacemos tu Amor infinito, donado en la Eucaristía, por las distracciones del mundo. Haz que sintamos hambre y sed de Ti en la Eucaristía. Amén”. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

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